¿Nunca os habéis imaginado como sería vuestro hombre perfecto?
Yo sí, me he pasado horas y horas imaginando su aspecto. Era rubio, de estatura normal, algo más alto que yo.
Sus ojos eran azules, el azul más intenso que te podrías imaginar, y su sonrisa haría que todas las chicas que pasaban al lado suyo se quedaran embobadas.
Pensaba que mi hombre perfecto sería un romántico, que daría el primer paso para estar conmigo y que estaría todo el día diciendo que me quería, que era la mujer de su vida y chorradas por el estilo que ambos sabríamos que poco durarían, pero que por el momento nos harían felices.
Pero en cambio, al poco tiempo apareces tú. Un chico alto, moreno, con unos ojos verdes capaces de hacer que me pierda en ellos y con una sonrisa que hace que se me quede cara de tonta y se me traben las palabras.
Eres todo lo contrario a romántico, porque aunque no lo reconozcas lo que más te cuesta es admitir tus sentimientos, eres orgulloso al igual que yo, y nos pasamos todo el día discutiendo ya que aunque los dos sepamos lo mucho que nos queremos nos resulta imposible decírnoslo.
Probablemente cualquier persona piense que nos llevamos fatal, y que no podríamos estar juntos ni un momento pero no es así. Lo que pasa es que discutir es la única forma que tenemos de pasar el tiempo juntos sin morirnos de vergüenza al estar el uno en frente del otro.
Y aunque para la gente sea un amor extraño, para nosotros es un amor único.